El kit básico de limpieza es nuestra herramienta de guerra contra los gérmenes y bacterias. Pero ¿qué pasa cuando luchamos contra la suciedad con más suciedad? Como sucede con algunos lugares de la casa, los útiles de limpieza pueden parecer limpios a simple vista, pero albergar miles de bacterias por dentro. Al utilizarlos para limpiar, simplemente estaríamos esparciendo la suciedad sobre más superficies de la casa.
Cuidar mal estos utensilios puede traer infecciones y enfermedades. Incluso hay errores al limpiar que pueden contaminar tu comida. Por eso, nuestra recomendación es prestar atención al estado de los útiles o utensilios de limpieza y reemplazarlos a tiempo.

Con qué frecuencia cambiar los productos de limpieza

¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar el estropajo?
Después de lavar los platos, echamos un poco de agua al estropajo, lo escurrimos y ahí termina el trabajo. Pocos saben que la esponja es uno de los objetos más sucios que un váter por la cantidad de bacterias que acumula. Por eso, no importa lo limpio que parezca, todas las semanas es recomendable limpiarlo ya sea sumergiéndolo en agua con lejía o calentándolo unos minutos en el microondas. Esto ayudará a mantenerlo desinfectado. Dependiendo del uso, se deberá cambiar la esponja o estropajo por uno nuevo al menos una vez cada mes.

Cuándo reemplazar los trapos y bayetas
Los trapos también son un imán para las bacterias. Aunque en menor medida que las esponjas, los trapos son el ambiente cálido ideal para que los gérmenes se reproduzcan. Para evitar la contaminación cruzada, se recomienda lavar constantemente los trapos ya sea en la lavadora o remojándolos en lejía. Otro truco para evitar la contaminación es tener varios trapos y asignar una tarea a cada uno. Es decir, tener una bayeta de microfibra para la cocina, un trapo para el baño, otro para el salón, uno para limpiar y otro para secar. Podrá parecer excesivo pero hará que la limpieza sea más fácil y evitaremos pasar de un lado a otro los gérmenes de la casa.
